jueves, 4 de noviembre de 2010

El capital humano, factor crítico en el desarrollo de las organizaciones

El capital humano, factor crítico en el desarrollo de las organizaciones
Introducción - ¿Por qué abordamos este tema?

El mundo empresarial se mueve y transforma a velocidades cada vez más rápidas dados los niveles competitivos de otras organizaciones. Para competir y estar entre los mejores, las empresas deben alimentarse de varios nutrientes, que las hacen árboles robustos y fuertes. Uno de estos nutrientes es el Capital Humano.

“El agua es al árbol, como el Capital Humano es a la organización”

Sí, las personas son un factor crítico y definitivo en el desarrollo de las organizaciones. Para su potencialización, se han formado las áreas de Gestión Humana que a través de sus programas y procesos buscan lograr este fin. Estos procesos buscan comprender al ser humano en su totalidad, dotándolo de herramientas que permiten una adaptación al mundo organizacional, pero también con conocimientos y habilidades que mejoran sus vidas, la de sus familias y la sociedad.

La Formación. Punta de Lanza de la Competitividad en las Organizaciones con Futuro

“Una empresa de calidad crece y se fortalece sobre personas de calidad, líderes, comprometidos con la organización, consigo mismas y con su país” Francisco Sánchez.

El término “competitividad” se ha incorporado al diccionario empresarial con fuerza propia, usándose con relativa frecuencia en reuniones de equipo, juntas directivas, libros, artículos y en la transmisión del conocimiento de Management. Para desmitificar este término tan extensamente usado, señalare los ocho factores que evalúan la Competitividad de las Naciones, de acuerdo con los estudios realizados por la firma Word Economic Forum, para así llegar al foco del presente artículo. Estos son:

Fortaleza de la economía doméstica
Grado de internacionalización de la economía
Gobierno
Sector Financiero
Infraestructura
Administración
Capital Humano
Ciencia y Tecnología

Como vemos, uno de los pilares del desarrollo de un país y de sus organizaciones es el Capital Humano. Si no se dispone de fuerza de trabajo y mano de obra cualificada, las otras siete variables difícilmente podrán alcanzar su máximo potencial. Si llevamos estos elementos al contexto del día a día organizacional, vale la pena preguntarse: ¿Cuál es el nivel competitivo de las personas que trabajan en mi organización? ¿Existen estándares para hacerlo? ¿Mis colaboradores están suficientemente capacitados para realizar sus actividades y enfrentarse a procesos de cambio? ¿Las personas en el interior de la organización tienen la posibilidad de crecer personal y laboralmente? ¿Existen planes de desarrollo y promoción para el personal? ¿Qué tipo de seguimiento se realiza? ¿Existe partida presupuestal para esta actividad? Y aún más... Si mi rol en este campo es “liderar procesos de transformación de las personas, para que estas sean más talentosas, competitivas y mejores seres humanos”, ¿lo estoy haciendo?

Le invito a meditar un momento sobre estos aspectos y a tomar las medidas necesarias, si aun no lo ha hecho.
¿Y Ahora qué?

Una de las principales herramientas en la potencialización y generación de valor del Capital Humano, son los programas dirigidos a la “Formación” del personal.

Aun hoy, este tema sigue siendo un gran desconocido para muchas organizaciones. Para curar esta dolencia no existe una regla establecida, puesto que su solución depende básicamente de la filosofía y la cultura organizacional, así como de las personas que la dirigen.

En lo concerniente a las ventajas que los programas educativos y formativos, aportan, quisiera mostrar mi punto de vista más extensamente. El Capital Humano es esencial en la competitividad, debiendo fortalecerse a través de programas que conceptualicen al ser humano integralmente. La UNESCO y su Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI propusieron que la educación se estructure en torno a cuatro “pilares del conocimiento”:
Aprender a Conocer: Comprende la interpretación del mundo, la curiosidad intelectual, el sentido crítico y el aporte a la solución de los problemas que vive la sociedad.


Aprender a Hacer: Aplicado al concepto de "Competencia Profesional", será imprescindible conjugar la calificación profesional de una persona y las habilidades adquiridas durante su formación sin olvidar su comportamiento social, aptitud para trabajar en equipo, iniciativa, capacidad de asumir riesgos y responsabilidades en la empresa.

Aprender a Convivir con los Demás: En un ambiente de cooperación y participación frente a las actividades de la sociedad y de sus congéneres.

Aprender a Ser: Implica el desarrollo de la persona, el auto descubrimiento, activar e incrementar sus capacidades creativas y de iniciativa.

La Educación y sus programas formativos deben incidir sobre estas cuatro formas de aprendizaje, ya que el hombre además de relacionarse con su organización, a través de su desempeño laboral en su empresa, tienen un impacto directo y una responsabilidad social clara frente al medio en el que se encuentra.

¿Cómo comenzar?

Si esta interesado en desarrollar un programa con bases firmes de cara a la Competitividad Organizacional y a la Potencialización del Capital Humano, las siguientes premisas podrán servirle de guía de los pasos a seguir:
1. La Política de Formación debe ser entendida como una variable de la cultura organizacional y el direccionamiento estratégica del negocio.
2. La Formación debe ser comprendida como un proceso de planificación, generando continuidad en la misma.
3. Se orienta al desarrollo de habilidades y conocimientos claramente definidos, que impactan en el trabajador y por ende a la organización.
4. Genera procesos de desarrollo específico y el consiguiente seguimiento de las partes que intervienen en el mismo
Si su programa de formación no cumple alguna de estas características, posiblemente los resultados no serán del todo bueno. Entonces le aconsejo que detenga el proceso y no continúe invirtiendo más recursos, tiempo y esfuerzos en algo que no producirá los resultados deseables. En lugar de actuar hay que reflexionar. Hemos de ser concientes que un programa bien coordinado de formación que se enfrente a lo objetivos que la Dirección le señala, generará una Cultura de Aprendizaje, en la que la Empresa y las Personas serán las auténticas triunfadoras. Se crea un espacio donde todos ganan, donde existe satisfacción, y en el cual sus empleados se comprometen más con la empresa y con una dirección socialmente responsable, que demuestre capacidad de liderazgo.

“Si le parecen costosos los programas de formación, entonces usted no ha calculado el costo de la ignorancia"

Fuente: Francisco Sánchez
http://www.gestiopolis.com/canales5/rrhh/hfainstein/h3.htm

Grupo 11 Gestión y Personas Sección 2 Viña del Mar

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